Dos pueblos divididos por el uranio
El mayor proyecto europeo de explotación a cielo abierto está en Salamanca. El negocio separa a los vecinos: trabajo contra medio ambiente en el cuadrilátero.
José Ramón Barrueco, secretario general de la plataforma Stop Uranio. Jorge Barreno
“¿Y ustedes están a favor de la mina de uranio o en contra?”, preguntamos en un bar situado en la plaza de Retortillo, un pueblo salmantino de poco más de 200 habitantes. La cara de los presentes cambia de color. “Estamos jugando al tute, no nos interrumpas, por favor”, dice uno de los participantes.
Hablar del proyecto minero de extracción de uranio a cielo abierto más grande de Europa se ha convertido en un tema tabú en Retortillo. Berkeley España, filial de una multinacional australiana, se encuentra detrás de esta gran excavación.
A diez pasos del bar Los Charros, donde los vecinos juegan a las cartas y hablan de sus cosas, nos topamos con el Ayuntamiento. El nuevo alcalde, Manuel Francisco Hernández Prieto, tampoco quiere dar información. Su secretaria, una mujer bastante arisca, nos lo pasa al teléfono: “No, yo de ese tema no voy a hablar, bastante polémica hay ya. No voy a hablar”. El anterior regidor, Lorenzo Calderón, renunció a su cargo el pasado 29 de marzo. Su oposición a la mina de uranio y a una supuesta planta de tratamiento y almacenamiento de residuos radiactivos le enfrentó con los concejales (dos del PSOE y dos del PP) y dejó el cargo. Casualmente, dos de esos concejales trabajan en las operaciones mineras.
El balneario de Retortillo toma sus aguas del río Yeltes, atravesado por una veta de uranio de 4,3 kilómetros de longitud, casi uno de ancho y 120 metros de profundidad. Jorge Barreno
Berkeley Minera España es titular de los derechos de explotación de los yacimientos de Retortillo y de Santidad, ubicados en los municipios salmantinos de Retortillo y Villavieja de Yeltes. La compañía asegura que hay unos 14,2 millones de toneladas de mineral, lo que equivale a unas 7.700 toneladas de óxido de uranio (U3O8).
El proyecto minero cuenta con los permisos de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de Castilla y León, también del Ministerio de Industria, y tiene el visto bueno del Consejo de Seguridad Nuclear y de la Comisión Europea. “Nos hemos gastado más de 60 millones de euros en evaluar los yacimientos, en desarrollar el proyecto y en generar todos los estudios que la Administración requiere para saber si es compatible con el entorno o no”, manifiesta Francisco Bellón, director general de Berkeley España.
Europa sólo produce el 2% del uranio que se consume, un tercio de la energía eléctrica, el 98% restante se importa
Europa produce solo un 2% del uranio que se consume, que representa un tercio de la energía eléctrica. El 98% restante hay que importarlo. Por lo tanto, todo lo que sea autoabastecimiento es favorable para la política energética de la Unión Europea.
“Las explotaciones a cielo abierto suelen dar unos 250-350 gramos de uranio por tonelada y nuestras explotaciones llegan a los 600-700 gramos, estamos en el rango más alto. Creemos que este proyecto minero tiene un amplio margen de beneficios”, explica Bellón.
El uranio está de moda
Según datos del Organismo Internacional de Energía Atómica de Naciones Unidas (OIEA), en agosto de 2016 había 448 reactores nucleares funcionando en el mundo, que producían alrededor del 11,5% de la electricidad mundial. A pesar de las reticencias a la energía nuclear se están construyendo otras 61 centrales en países como China, India, Rusia, Corea del Sur, Finlandia o Francia.
La veta de uranio salmantina, de 4,3 kilómetros de longitud -casi uno de ancho y 120 metros de profundidad, según las prospecciones de Berkeley-, está partida en dos por el río Yeltes, cuyo cauce y riberas están protegidos por dos directivas europeas, ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) y LIC (Lugar de Importancia Comunitaria), siendo además Reserva de la Biosfera una parte del Yeltes.
Dos directivas europeas protegen los alrededores del Balneario de Retortillo. Jorge Barreno
“Me da la sensación de que, al final, el Ministerio de Medio Ambiente mira para otro lado. No sé si hay un terreno que pueda tener más protección ecológica que ésta”, afirma Jorge Rodríguez, alcalde de Villavieja de Yeltes, el otro pueblo directamente involucrado.
El edil de este municipio de 878 habitantes, a 12 kilómetros de Retortillo, no tiene problema en hablar con la prensa. Su postura es contraria a la construcción de la mina: “El proyecto inicial que nos presentaron no se ajustaba a la realidad. Lo puso de manifiesto el Consejo de Seguridad Nuclear. A partir de ahí se abrió el debate sobre lo que se pretendía realmente, si iba más allá de la mera extracción o si implicaba otras actividades de tipo industrial o de almacenamiento de uranio”.
El alcalde continúa con sus objeciones: “Todo esto me parece muy raro. Hay un interés especial en sacar este proyecto adelante. Las malas lenguas dicen que Iberdrola no sabe qué hacer con los residuos radiactivos que genera. Si lo que quieren hacer aquí es un vertedero de almacenamiento de uranio disfrazado de mina, eso, jamás se nos contó”.
La gente que está a favor entiende que es una posibilidad laboral, los que están en contra creen que puede perjudicar la salud
Jorge Rodríguez (Alcalde de Villavieja). Juan Matías Garzón (Alcalde de Boada) José Ramón Barrueco (Secretario-Portavoz de Stop Uranio) y Jesús Cruz, explicando a Pedro Sánchez las consecuencias del proyecto de mina de uranio de Berkeley.
En ambos pueblos hay vecinos a favor y en contra de la mina. La gente que está a favor entiende que es una posibilidad laboral, una ventaja de futuro. Quienes están en contra creen que el proyecto puede perjudicar al medio ambiente y la salud. “¿Qué capacidad de respuesta tiene la comarca? Pues muy bajita. Las administraciones involucradas solo son dos, la población está muy envejecida y el tema no tiene ningún alcance en la prensa”.
“Berkeley nos ofreció acabar la residencia municipal, lo cual es muy goloso porque se quedó aparcada por la crisis. Nos faltan unos 300.000 euros. Aquí hay gente que ganaría mucho más dinero si se abriese la mina, simplemente porque tendría trabajo”, añade Jorge.
“Sin embargo, nosotros, como parte interesada, vamos a seguir presentando alegaciones porque los vertidos van a venir al término municipal de Villavieja. El principal receptor de esos vertidos es el punto de captación de agua de abastos. Y en el procedimiento de lixiviación para la extracción del óxido de uranio se utilizan cantidades ingentes de agua mezclada con productos químicos como ácido sulfúrico, sosa cáustica o ácido clorhídrico”, concluye.
Lluvia de querellas
En medio de los dos pueblos en disputa se halla el paradisíaco Balneario de Retortillo, rodeado de bosques mediterráneos, vacas de la raza morucha, robles y las impolutas aguas del río Yeltes. Y también se perciben el envejecimiento, la despoblación y el desempleo. Allí, a menos de un kilómetro de la veta del mineral, nos reunimos con dos activistas de la Plataforma Stop Uranio, con el secretario y portavoz José Ramón Barrueco, y con el bloguero Jesús Cruz.
Jesús Cruz Fernández dice que la mina acabará con los hermosos parajes que rodean al balneario de Retortillo Jorge Barreno
“Berkeley está creando mal ambiente porque está comprando voluntades, legal o ilegalmente ya se verá cuando lo resuelvan los tribunales, pero está claro que hay personas que trabajan para ellos y que están creando una falsa sensación de futuro”, comenta Barrueco.
El activista de Stop Uranio se refiere a algunos políticos del Ayuntamiento de Retortillo. El colectivo antimina ha presentado una querella en contra de un antiguo alcalde del PP, Javier Santamartina, y en contra de varios de sus concejales, Andrés Matías, Eustaquio Martín y Feliciano Sánchez, quienes supuestamente habrían aumentado su patrimonio personal de forma delictiva facilitando gestiones de Berkeley y especulando con terrenos familiares a cambio de dinero.
Barrueco y Cruz alegan que hasta la Unión Europea duda de que la mina sea rentable: “A la empresa australiana no se le conoce una actividad minera actual. Sabemos que se ha dedicado a vender derechos mineros a otros países o a otras empresas. El precio del uranio no hace más que bajar. Ahora ronda los 25 dólares la libra y solo es rentable a partir de 130 dólares la libra, así que no entendemos qué pasa aquí”.
El bloguero opina que una empresa que dice que va a crear algo que es bueno para el medio ambiente y para la comarca “no tiene por qué ir dando dinero a los ayuntamientos”. Por su parte, el director de Berkeley España, Francisco Bellón, responde desde su oficina en Madrid: “Ahora mismo tenemos a más de 50 personas en nómina, todos los meses. Somos el mayor empleador de la comarca”.
La filial española de la minera australiana se ha gastado ya más de 60 millones de euros. Jorge Barreno
Berkeley Minera España S.L. ha abierto un acto de conciliación por demanda contra los dos miembros de Stop Uranio en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 1 de Ciudad Rodrigo. Les pide 500.000 euros para no interponer una querella por injurias y calumnias.
“Ustedes no pueden decir que Berkeley mata, porque Berkeley no ha matado a nadie. Ustedes no pueden decir que Berkeley es una mafia, porque no lo es, y si lo es, tienen que demostrarlo. En este país hay libertad de expresión pero afortunadamente en este país hay una legislación que dice que ciertas cosas pueden ser calificadas de injurias”, esgrime el director de Berkeley España.
Bellón ha llegado a la conclusión de que, en estos casos, siempre ocurre lo mismo: “Todo proyecto minero tiene oposición, pero luego es muy curioso. Cuando la mina se pone en marcha desaparece toda la oposición y después, si el proyecto minero se para, hay una férrea oposición a que el proyecto minero concluya”.
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