URANIO EN EL CORAZÓN DE LA DEHESA
"En el comité de conservación de
AEFONA hay personas muy implicadas en promover el respeto y la conservación por
la naturaleza. Uno de sus participantes ha elaborado un artículo sobre la
posible próxima explotación de uranio a cielo abierto en la dehesa salmantina.
Desde AEFONA ya firmamos junto a diversas fundaciones en el marco de Wild10 un
manifiesto en contra de esta destrucción de hábitat natural de elevada calidad
y seguiremos muy de cerca el desarrollo de acontecimientos".
Las personas involucradas en la
conservación de la naturaleza, recibimos una terrible noticia cuando menos lo
esperábamos: se había dado luz verde a la construcción de una mina de uranio a
cielo abierto en la península. Una mina de este tipo supone una aberración para
el paisaje y el ecosistema. Pero aún queda más: esta mina incluye una planta de
procesamiento.
Durante la primera mitad del
mes de Octubre, un acontecimiento mundial nos permitió disfrutar a los
implicados en la conservación, de unos días de buenas noticias, de esperanza,
de compartir la ilusión de importantísimos proyectos en Wild10. Como colofón a
tal evento, parece que el destino nos quiso jugar una mala pasada: durante los
últimos días del congreso la Junta de Castilla y León publicó la declaración de
impacto favorable para la explotación de los yacimientos de uranio
Retortillo-Santidad en la provincia de Salamanca, la misma provincia en la que
se celebraba por esos días el citado congreso sobre naturaleza y conservación.
Este documento implica que el comienzo de una explotación minera de uranio a
cielo abierto es inminente.
El proceso para conseguir esta
Declaración de Impacto Ambiental como favorable ha sido muy largo. Berkeley
Minera España S.A., filial de Berkeley Resources Limited Int. será la encargada
de llevar a cabo el proyecto, para ello, hace varios años que comenzó a
realizar prospecciones, perforaciones y sondeos en la zona para estudiar la
viabilidad de este yacimiento de uranio. Tras concretar que la situación del
terreno y la cantidad de mineral bajo la superficie es tal que permite una
explotación rentable en el plano económico, puso en marcha un grupo
multidisciplinar para la redacción del estudio de impacto ambiental.
La declaración de impacto ambiental
favorable publicada por la Junta de Castilla y León, permite, y entiende
ecológicamente sostenible, el hecho de que Berkeley solicite 570 millones de
litros de agua potable al año procedentes del río Yeltes y de manantiales
subterráneos. Permite que dentro del área de afectación directa se encuentre la
ZEPA (Zona Especial de Protección de Aves) de las riveras del Yeltes y el
Huebra. Permite que se construya una planta de procesamiento de los minerales
extraídos para su conversión en Uranio comercializable. Permite que el hábitat
de especies animales endógenas, en peligro de extinción y amenazadas se vea
afectada por la actividad de la mina.
Tal vez, el impacto no fuera tan grande
si no se tratase de una mina a cielo abierto. Pero, ¿porqué a cielo abierto? El
Uranio se encuentra en la naturaleza mezclado con otros minerales en forma de
óxido de uranio U3O8, las proporciones de este mineral en lo que se consideran
yacimientos es de entre 0,03 y 0,05 %. Para hacernos una idea, para extraer un
kilo de uranio sería necesario remover y procesar entre tres y cinco toneladas
de tierra y piedra. Por lo tanto es inviable transportar subterráneamente toda
esa cantidad de material para extraer tan poco uranio. Llega un punto en el que
las exigencias energéticas, el precio del producto y la voracidad de las
empresas e instituciones pasan por alto el impacto que provoca la minería a
cielo abierto, entendiendo justificable su extracción y la destrucción del
paisaje.
Cartel y edificio de Berkeley, la entrada a la zona
a explotar.
Para conseguir el citado uranio U3O8 es necesario que las toneladas de
minerales extraídos pasen por un proceso de molienda y lixiviado. Este proceso
de obtención es el más barato, pero como suele suceder, el que más riesgos
conlleva para la naturaleza. Específicamente, y como resumen, para el proyecto
de Retortillo-Santidad se emplearán 42.000 toneladas de ácido sulfúrico, 16.000
litros de sosa caústica y 10.000 litros de ácido clorhídrico anualmente.
Disgregar la roca madre en tamaños asequibles para los camiones de gran
tonelaje requiere entre 120 y 150 megadetonaciones al año. También, anualmente,
la planta de tratamiento requiere de 300 millones de litros de agua y
otros 270 de regado para evitar la dispersión de polvo.
La minería de uranio conlleva un grave
impacto ambiental y de salud pública. Implica exponerse al polvo de uranio y a
las emanaciones de gas radón que pueden desprenderse de este tipo de
instalaciones, ya que, cuando la roca que contiene uranio es molida, desprende
el gas que contiene, radón. La contaminación de aguas superficiales y
subterráneas con químicos y material radiactivo, el drenaje de metales pesados
y de sustancias ácidas, la irreparable alteración del paisaje, y tanto el ruido
como la dispersión de polvo derivado de las megadetonaciones suman el total de
peligros que irremediablemente van asociados a las extracciones de uranio a
cielo abierto.
Es necesaria la construcción de una balsa de residuos tóxicos. Una rotura
de esta balsa, similar a la que ocurrió en Aznarcóllar (Sevilla) hace unos
años, supondría el vertido de sustancias altamente contaminantes en la cuenca
fluvial que atraviesa el Parque Natural de las Arribes del Duero, el Parque
Natural Douro Internacional en Portugal y el lugar Patrimonio de la Humanidad
de los viñedos portugueses del Duero.
La citada mina de Retortillo-Santidad,
no es más que la punta del iceberg de un macroproyecto de Berkeley. En esta
primera fase, pretende explotar este yacimiento, el más productivo de todos y
construir la planta de procesamiento. Pero hay más yacimientos, al menos otros
diez, en las provincias de Salamanca y Cáceres, cabría destacar Alameda, Villares
y Gambuta. Retortillo constituiría el centro de procesamiento para el resto de
minas “satélite”, desde las que habría que transportar el material extraído y
procesarlo aquí. De momento, Berkeley ha proyectado Retortillo y Alameda, estas
dos minas tienen el lamentable honor de ser las dos únicas minas de uranio
permitidas en toda la unión europea.
En primer término paisaje donde se ubicará la futura
escombrera, donde se ven las encinas del fondo es la zona a excavar para la
explotación de uranio.
Encinas centenarias de robustos troncos, alcornoques recubiertos de
líquenes, fresnos de un porte formidable, álamos, rebollos, praderas en las que
pasta el ganado ajeno al paso del tiempo,… es lo que nos encontramos en una
visita fugaz a lo que es hoy el campo de Retortillo y la dehesa de Santidad. Un
paseo entre las encinas, pues es la dehesa de este árbol la que ocupa el 80%
del área de afectación, nos permite escuchar el trino de diferentes especies de
aves, ver huir algún conejo entre las matas,… en definitiva, disfrutar de un
entorno apacible, tranquilo y natural. Parece mentira que sobre este lugar,
dentro de poco, comiencen a manipularse materiales potencialmente radiactivos y
sustancias altamente contaminantes.
Visitar la zona deja un sabor agridulce.
Parece que apreciamos más profundamente aquello que sabemos que con toda
seguridad desaparecerá. Pues no es para menos, a cualquiera, por poco que
aprecie la naturaleza, le invade una sensación de tristeza cuando atraviesa una
dehesa de encinas centenarias, cuyos días están contados. Este lugar es el
hábitat de innumerables especies animales: milanos, águilas, buitres, cigüeñas
negras, jabalíes, zorros, tejones,…
La economía actual del lugar
se basa en la ganadería y el turismo. En las dehesas pasta ganado ovino y
bovino. Mientras que junto a la orilla del río Yeltes, un manantial de aguas
termales (ubicado entre ambos yacimientos) es aprovechado por el ser humano
desde hace más de 2.000 años; hoy en día, un balneario atrae anualmente a
centenares de personas hasta la zona y da trabajo a aproximadamente 60
personas. Si a esta fuente de empleo sumamos los que aporta la actividad
agropecuaria, podría acercarse el número considerablemente a los que afirma
Berkeley que la explotación minera aportará a la zona. Desconocemos, si el
hecho de que siga adelante el proyecto de Berkeley es compatible con la
continuidad del balneario. Es dudable, pues inevitablemente la permeabilidad de
los suelos se verá afectada y por lo tanto la composición y calidad del manantial
termal; por no hablar de la extrema cercanía al yacimiento (apenas un
kilómetro) y la falta de demanda al encontrarse anexo a un lugar tan
potencialmente peligroso, pueden poner en peligro el balneario y los puestos de
trabajo que este aporta. Llegados a este punto del análisis del impacto
económico, hay que plantearse una cuestión: ¿realmente compensa sustituir
puestos de trabajo ecológicamente sostenibles por otros que atentan gravemente
contra el desarrollo sostenible? ¿Qué ocurrirá cuando pasen 11 años, ya no
quede uranio bajo la tierra, y Berkeley abandone la mina?
Dehesa de Retortillo en primavera
Cuando comiencen las explosiones y los vecinos de estos municipios se vean
obligados a retirar polvo acumulado sobre la superficie de sus muebles todos
los días, y lleguen a la conclusión de que eso que limpian contiene uranio, se
sentirán avergonzados de haber vendido su bienestar, su salud y su legado
natural a una multinacional. Tendrán que inventarse cualquier escusa para que
sus hijos y nietos no sepan que ellos permitieron, con su apoyo, que comenzara
la explotación minera que acabó con el futuro de la zona.
Decenas de especies animales se verán
obligadas a desplazarse, árboles que llevan cientos de años creciendo en ese
lugar serán arrancados, las suaves colinas de las dehesas serán sustituidas por
un inmenso agujero en la tierra, escombreras y balsas de residuos tóxicos.
¿Qué podemos hacer en nuestra
asociación de fotógrafos de naturaleza para evitar que esto suceda? ¿De qué
herramientas disponemos? De cámaras, del poder de comunicación de la imagen:
tenemos la suerte de poder captar los valores naturales de este maravilloso
lugar antes de que sea destruido, tal vez parezca poco, pero un buen número de
imágenes que reflejen la riqueza natural y paisajística de este lugar puede que
aporten el granito de arena que ayude a inclinarse la balanza a favor de la
conservación, en lugar de hacerlo del de la explotación, la especulación y la
destrucción. Únete a la quedada que AEFONA organizará en Retortillo
próximamente.
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