21 de octubre de 2013

LA JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN, NO SE ENTERA O NO QUIERE ENTERARSE.


Stop Uranio considera que son los hechos los que confirman que el proyecto de Berkeley es insostenible y poco riguroso a nivel ambiental

 
Hace escasos días, el propio Presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), José Valín Alonso, le ha recordado públicamente a la empresa en medios salmatinos que la concesión de aguas superficiales para uso industrial solicitadas por la minera australiana estará limitada entre otros factores "por la imposibilidad de tomar aguas ni verterlas al río Yeltes en verano", y que "deberán respetarse los caudales ecológicos en cada período del año", en clara advertencia al desmesurado volumen de captación solicitado por la compañía, con un máximo anual cercano a los 345 millones de litros de agua del citado curso fluvial.
Balneario de Retortillo y río Yeltes. Dos de los muchos perjudicados con el proyecto minero de Berkeley.

 Esto se suma al informe emitido por el Consejo de Seguridad Nuclear, que califica los residuos procedentes de la explotación y de la planta de tratamiento del proyecto Retortillo-Santidad como "radioactivos", obligando a la evaluación radiológica "conjunta e inseparable" de ambas instalaciones, haciendo patente la fragmentación de un proyecto en el que la provincia salmantina aparece como almacén de residuos de la concesión extremeña de Gambuta y solicitando durante un año la suspensión del procedimiento para llevar a cabo una nueva evaluación a la espera de recibir más información por parte de Berkeley.

 La Plataforma considera que pese a tener conocimiento de estos hechos, la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) ha sido presentada por la Junta de Castilla y León precisamente ahora ante la inminente aprobación de las modificaciones en la Directiva Europea 2011/92/UE, de Evaluación de las repercusiones de determinados proyectos públicos y privados sobre el medio ambiente, que tras ser validada por la Comisión Europea, restringirá el margen de operación de las grandes corporaciones mineras.

Por otra parte, la DIA da por buenos los argumentos de la empresa punto por punto sin considerar en la práctica hacia las numerosas alegaciones presentadas, no dejando de ser, en buena medida, más que un "copia y pega" del proyecto presentado por la empresa, claramente insostenible a nivel ambiental.

Resulta sorprendente, en cualquier caso, que Berkeley Minera España S.A. haga referencia de manera continuada a grandes cifras de inversión y generación de empleo cuando los hechos demuestran justamente lo contrario, pues durante el último año la compañía ha despedido en Salamanca a nueve de sus trabajadores en plantilla. La minera además sigue negándose a considerar las afecciones que su actividad podría tener sobre los miles de puestos de trabajo que dependen de los sectores productivos básicos como el agrícola y el ganadero, además de la afectación negativa sobre la imagen del empresariado turístico salmantino.

Stop Uranio no está contra la legislación vigente, pero sí contra la falta de sentido común y los fines de un proyecto claramente incierto cuyos efectos sobre la salud de las comarcas salmantinas en absoluto podrán compensar cualquier promesa efectuada desde la minera y respaldada por la irresponsabilidad de parte de la clase política, lo que en su momento tendrá un claro reflejo electoral pues la ciudadanía nunca olvida este tipo de comportamientos y desplantes por parte de sus representantes públicos.
 

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