Berkeley, una impostora de la mentira.
A la multinacional Berkeley hay que darle el tiro de gracia en el Campo Charro y echarlos de esta comarca para siempre y que únicamente quede el sueño de su pesadilla. Un tiro de gracia simbólico pero que se entierren de una vez sus mentiras, sus chanchullos y la muerte que van a traer a uno de los rincones más hermosos de la provincia de Salamanca.
Porque Berkeley es lo más sucio que ha tenido esta tierra, únicamente semejante a la vivida dos siglos atrás contra los franceses que llegaron saqueando pueblos, violando a las mujeres y colgando a quienes se les enfrentaban, por lo que salió para frenarlos un hombre recio llamando Julián Sánchez y quien pasó a la historia con el apodo de ‘El Charro’, siendo uno de los más reconocidos guerreros de la francesada y héroe del pueblo. Hoy necesitamos de muchos ‘charros’ -sin armas y con la legitimidad de la verdad- para acabar con la infamia y la mentira de esta multinacional que masa la levadura y harina para llevar el pan envenenado de la ruina y la muerte. Esa Berkeley que es una pesadilla, humillante y la mayor ruina que existe. La que obra con la prepotencia, el despotismo y también la negligencia -algo avalado por distintos estudios—. La que va a destruir uno de los parajes más hermosos de Salamanca, además de acabar con un balneario, la ganadería de la zona y dejar un futuro sin vida.
Javier Colilla -de pelo blanco-, Francisco Bellón -entrando- directivos de Berkeley, la multinacional que compra voluntades para destrozar el más bello rincón del Campo Charro y sembrarlo de muerte. Colilla defiende la basura del proyecto bajo la demagogia.
Berkeley ha comprado voluntades de gente necesitada por esa inmensa crisis que ha traído la corrupción debido a los necios políticos que nos gobiernan y solamente han vivido para buscar sueldazos, comisiones, ‘visaoro’, coche oficial y como no le era suficiente muchos, además, han metido mano a la caja de los fondos públicos. Y es que esa multinacional es indigna, como lo es quienes manejan sus hilos, sobre todo ese directivo llamado Javier Colilla, quien parece un charlatán de feria con su demagogia y sus cuentos de la lechera que no encierran realmente más que cáncer y muerte. O un tal Bellón, que también es otro fabulador del cinismo en ese proyecto tan sucio.
Necesitamos unirnos y recobrar el espíritu de don Julián Sánchez para echar a esa gentuza invasora. Necesitamos fuerza, que desde la gran política la niegan –porque Berkeley ha comprado muchas voluntades con su dinero sucio y la prueba está en las demandas contra ellos- para que el proyecto de las minas asesinas vaya a la papelera y de esa basura de Berkeley no quede ni rastro. Para que una vez echados aprendamos otra vez la lección que es más importante la dignidad y los valores que el dinero de esa gentuza, que está manchado de mierda. Por eso hay que unirse para darle el simbólico tiro de gracia.
http://www.glorietadigital.es/2016/06/17/berkeley-una-impostora-d-ela-mentira/
¿Tiro de gracia? Se puede estar en contra de la mina, pero nunca perder las formas. La gente está perdiendo el norte...
ResponderEliminarLa gente sincera ,honrada y trabajadora entiende perfectamente ,tras 38 años de democracia a que nos referimos.Afortunadamente hemos aprendido,poquito,pero algo de nuestra infame historia, y no necesitamos ser polite como los anglosajones, que tras siglos han aprendido a no ensuciarse la manos, sino a utilizar a desgraciados para que hagan el trabajo miserable en su nombre.Lecciones las justas,majo.
ResponderEliminarsimbólico,ca
ResponderEliminaradj. Del símbolo,que lo contiene o está relacionado con él:
imagen simbólica; significado simbólico.
Que no tiene valor sino por lo que significa:
su sonrisa fue gesto simbólico de gratitud.
Sí, necesitamos muchos "charros recios" pero con las mismas formas que Julian Sanchez "El Charro" utilizó para frenar a los franceses. Si llega a salir a detenerlos con el codigo civil en la mano lo cuelgan el primero.
ResponderEliminar"NO A LA MINA DE URANIO - FUERA DE ESTAS TIERRAS BERKELEY".