Ante la negativa del presidente de la Junta de Castilla y León, "no dispone de cinco minutos en los próximos meses", a recibir a representantes de la Plataforma "STOPT URANIO" para transmitirle nuestra preocupación y entregarle 15.000 firmas en contra de la mina de uranio, el periodista, miembro de la plataforma, le envía la siguiente carta:
Carta abierta
al
Presidente de la Junta de Castilla y León
Juan Vicente Herrera Campo
Es verdad, señor presidente, que
15.000 firmas entre los 10.000 millones de habitantes que puede tener la tierra
son una gota de agua en el gran océano; incluso no son demasiadas entre los
2.519.875 personas (datos de 2013) que pueblan la comunidad que Usted preside.
Pero convendrá conmigo en que son suficientes para que se les tenga respeto,
¡aunque fuera una sola persona la que le hubiese pedido ser escuchada!
Pero Usted sigue creyendo —como
sus correligionarios y en otros partidos— que la gente no se entera y que basta
con prometerles y venderles humo cada cuatro años para que les sigan votando.
Pero eso, sospecho, señor Presidente, se acabó y como acaba de decir en El País,
en una entrevista, un compañero suyo, el portavoz del PP en el País Vasco,
Borja Sémper, “sufro que quienes hacemos política no somos una esperanza sino
un problema”. ¡Qué triste! Eso es: Usted no es una esperanza si sigue así, sino
un problema, don Juan Vicente.
Pero vayamos al tema que nos
ocupa y preocupa: La plataforma Stop Uranio solicitó por carta el 18 de agosto
pasado ser recibida por Usted para hacerle entrega de las casi 15.000 firmas
que ha reunido en contra de la apertura a cielo abierto de la mina de uranio de
Retortillo y Villavieja de Yeltes, dos hermosos pueblos salmantinos dejados de
la mano de dios y de todos los gobiernos que ha habido hasta ahora (del suyo
también). Evidentemente, no eran sólo las firmas lo que Stop Uranio quería hacerle
llegar. Lo que esas 15.000 personas querían que supiese Usted, era la gran preocupación
que tiene la gente de estas tierras por la salvajada —esta es la palabra más
suave que se me ocurre— que va a cometer la empresa minera australiana Berkeley.
No estoy seguro de que Usted esté al corriente de estos hechos; quizá no ha
pensando detenidamente sobre ellos ni los ha interiorizado. Pero el día que
tome conciencia estará conmigo en que la mina de uranio significa la muerte
para esta hermosa comarca salmantina. Venga, venga a ver dónde quieren abrir la
mina: Un bosque mediterráneo con miles y miles de árboles, algunos casi
milenarios, que va a morir ahogado por la radioactividad. Venga a ver ese “filón” minero que atraviesa
el río Yeltes (que lo corta como si fuera un cuchillo) cuyas aguas y riberas
están protegidas por leyes europeas, por varias directivas de la Red Natura
2000. Venga y compruebe como el Balneario de Retortillo, uno de los más
singulares de España, centenario, que da empleo fijo a 70 personas e
indirectamente a algunas decenas más, que recibe a cerca de 30.000
pernoctaciones al año, va a desaparecer. Sí, desaparecerá. Venga, señor
presidente (recorra los 200
kilómetros que separan su despacho del “lugar del
crimen”), y díganos luego, después de ver esto, si es posible que se pueda
declarar de “impacto ambiental favorable” la apertura de la mina como ha hecho
la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno que Usted preside.
Señor presidente de Castilla y
León, no quiero robarle más tiempo pues sé de sus muchas obligaciones. Pero
piense que el haberle negado la posibilidad de escucharles unos minutos la
exposición de RAZONES a quienes creen que se están jugando la vida —la mina
será la muerte— no le va a reportar a Usted ningún beneficio electoral. 15.000
firmas pueden ser 30.000 mañana mismo; 60.000, 120.000 votos en contra de Usted
de un día para otro. Y todo porque Usted no quiso hacerle frente a la razón ni
a la verdad de estas gentes. El miedo a
la muerte y la angustia de quienes creen que su tierra (sus bosques, sus
animales, sus fuentes...) pueden morir es más poderoso que todo el dinero de
los especuladores en bolsa, más fuerte que quienes tienen poder para comprar
voluntades, más fuerte que la incompetencia de los políticos... La Tierra (con
mayúsculas) aún puede salvarse y en Salamanca miles de personas creemos en
ello. Con su decisión de no recibir a Stop Uranio está Usted contribuyendo a
que el mundo vaya a peor. Cuando las escavadoras empiecen a arrancar encinas
(hasta 30.000 en una primera fase) algunas con un trono que no se abarca ni entre varias personas,
me gustaría que Usted estuviese allí para verlo llorar.
Atentamente, Joaquín Mayordomo.
Atentamente, Joaquín Mayordomo.
Ya hemos constatado que los políticos, y mas estos cazurros de CyL,sólo representan sus interereses particulares o los de sus amigos del alma.
ResponderEliminarPues bien, es momento de pasar a la acción y manifestarse ante la junta de CyL para hacerlo visible a toda España e Europa.