22 de abril de 2016

MANIFIESTO "POR UNA CASTILLA Y LEÓN ENERGÉTICAMENTE SOSTENIBLE" SIN MINAS DE URANIO. VILLALAR-2016

MANIFIESTO “ Por una Castilla y León energéticamente sostenible”. Sin minas de uranio.


El 26 de abril de 1986 se cumplen 30 años del accidente nuclear de Chernóbil (Ucrania). La explosión del reactor 4 liberó una radiación equivalente a 500 bombas de Hiroshima y provocó una nube radiactiva que recorrió toda Europa, causando la muerte directa de 31 personas, 400.000 desplazados y 8 millones de irradiados severos. Treinta años después, un radio de 30 kilómetros en torno a la central sigue deshabitado, millones de personas siguen viviendo en zonas contaminadas y el número de fallecidos sólo por el aumento de cáncer y leucemia se ha estimado entre 9.000 (Organización Mundial de la Salud) y 93.000 (Academia Rusa de Ciencias), siendo numerosas las malformaciones congénitas, o los trastornos inmunitarios, cardiovasculares, neurológicos o digestivos.
¿Es razonable la utilización de la energía nuclear para producir electricidad cuando el mundo tiene a su alcance otras formas menos arriesgadas?
Desde hace tiempo muchas personas y colectivos pensamos que no puede realizarse actividades  potencialmente tan peligrosas, como la energía nuclear o el fracking, cuando existen otras tecnologías posibles. Desde hace tiempo apostamos por no correr esos riesgos cuando hay alternativas. Los accidentes nucleares y la degradación del medio ambiente que, por desgracia, ya se han producido nos pueden servir para aprender.
Se habla de fallos técnicos, humanos y de accidentes de la naturaleza. Los primeros son más controlables pero nadie puede ofrecer garantías definitivas. Los segundos tienen una estrecha relación con los primeros. Sobre los fenómenos naturales apenas tenemos capacidad de incidencia. Ya que la naturaleza es imprevisible, ¿no sería mejor evitar riesgos asociados a la utilización de tecnologías y materiales con gran capacidad destructiva de vidas y naturaleza? También en este tema las necesidades de las personas pasan a segundo plano. No podemos olvidar que para algunos, para los más poderosos, este asunto es puramente económico.
Ya tenemos los suficientes accidentes nucleares y experiencias desagradables con la fractura hidráulica como para saber que no merece la pena correr el riesgo. Tampoco nos parece que tengamos ninguna licencia para dejar nuestros residuos radiactivos, con vidas activas y potencialmente peligrosas de decenas de miles de años, a quienes nos sucedan en la Tierra. O arruinar comarcas enteras como la salmantina del Campo Charro con la concesión de explotación de 2.517 hectáreas para la extracción y procesado de mineral de uranio, entre los términos municipales de Retortillo y Villavieja de Yeltes. El reto de nuestro país y de todo el mundo es caminar de la forma más rápida posible hacia escenarios energéticos basados principalmente en fuentes auténticamente renovables, con un ahorro considerable y manteniendo e igualando nuestro bienestar. En ese camino está la voluntad de quienes apoyamos este manifiesto. A este reto convocamos a toda la sociedad.
En España, la central nuclear de Santa María de Garoña, en Burgos, una central gemela de uno de los reactores accidentados en Fukushima, con los mismos defectos técnicos por lo tanto, en su contención y en su refrigeración, y cuya tecnología y sistemas de seguridad han quedado superados y que permanece apagada desde enero de 2012, es fruto de la especulación del lobby nuclear como estrategia para prolongar la vida útil de las centrales nucleares activas que en los próxima década deben de ser cerradas al ir cumpliendo cada una de ellas su vida útil.
La campaña del lobby nuclear ha conseguido abrir la posibilidad de una nueva prórroga, con importantes apoyos políticos y mediáticos. Si algo debemos aprender de las catástrofes de Chernóbil y Fukushima es que la energía nuclear es ingobernable porque siempre podrá ocurrir un suceso improbable (un fallo humano o de diseño, una catástrofe natural, un atentado…) y porque las consecuencias de un accidente grave son sencillamente devastadoras. Cada día que pase envejeciendo Garoña el riesgo aumenta, y ya no podemos, no queremos, permitirnos otro Chernóbil.
Por ello, desde las organizaciones adheridas a este manifiesto queremos recordar los accidentes de Chernóbil y Fukushima, pedir el cierre inmediato y definitivo de la central de Garoña y el cierre paulatino de las centrales nucleares al cumplir su vida útil, la derogación de todo permiso para la extracción en la mina de uranio de Campo Charro y la práctica del fracking en nuestra comunidad, así como el apoyo a las energías renovables y el autoconsumo con balance neto como estrategia clave para construir una comunidad autónoma y sostenible.
NO MÁS CHERNÓBIL NI FUKUSHIMA
FRACKING NO
NO A LAS MINAS DE URANIO
GAROÑA CIERRE YA

23 de Abril de 2016 en Villalar de los Comuneros
  

Apoyan: Equo, Greenpeace, Plataforma contra el fracking de Burgos, STOP URANIO Plataforma contra la mina de Uranio, Energética, Plataforma por un Nuevo Modelo Energético.

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