¿A qué huelen las entrañas y la superficie de la tierra salmantina?
Las nuevas propuestas de heridas en la faz del paisaje
salmantino, las posibles reaperturas de explotaciones de minas no huelen bien,
la corrupción está en la médula de sociedad, incluida la rural, llevando a un
pozo de negrura, el futuro de cientos de pueblos, si no somos capaces de
impedirlo pronto y contundentemente.
Deberían oler solo a encina, a roble, a dehesa, a
naturaleza amable, a animales nobles y bellos... pero no, huele a todo ello
mezclado con el olor nauseabundo de la corrupción. La falta de transparencia en la información que llega al ciudadano
sobre las posibles explotaciones mineras que circulan de boca en boca por toda
la provincia. La información sesgada que los medios supeditados al poder
realizan de este tema haciendo casi exclusivamente de altavoces de las promesas
de las empresas -ya incumplidas en gran parte- a vecinos y ayuntamientos en los
que se ubican las posibles explotaciones.
La nula consulta de dichos
ayuntamientos (con alguna honrosa excepción, como el de Boada) a todos sus
vecinos sobre la voluntad de querer o no una explotación contaminante a pocos
centenares de metros de su localidad. El poco eco mediático de los que se oponen
con tesón y razones a dichas explotaciones y un sin fin de circunstancias hacen
de todo ello un tema casi tabú, suscitando no pocas discusiones y controversias,
a favor y en contra de un progreso mal entendido.
Cuando hace uno o dos años años empresas
especuladoras australianas -nunca van a ser exploradoras, lo demuestran
sus webs- quisieron reabrir alguna de las minas de wolframio o iniciar la
explotación del uranio en nuestra
provincia, se pusieron manos a la obra comprando voluntades, tanto a ciudadanos
como a los ediles de los pueblos cercanos y lo hicieron con malas artes.
Engañaron con el número de puestos de trabajo que prometían a cientos y que se
han quedado en menos del número de dedos de una mano, atrayendo a miles de
personas, como en el caso de Retortillo, a apuntarse a un trabajo que no
llegará, si es que lo hace, más que a unos pocos. Sin contar las dádivas a
alguno de los ayuntamientos en fiestas, parques “biosaludables” para niños y
mayores mientras las acciones en bolsa subían y algunos se repartían los
beneficios millonarios, dejando las migajas para los vecinos y/o forzando a
algunos ediles a recalificar terrenos para poder construir, cambiando proyectos
que iban a ser sólo de extracción (*) para hacerlos de tratamiento y cementerio
de residuos que en el caso de
Retortillo-Villavieja cobra un sentido asesino tanto del reino vegetal (30.000
encinas y otras especies ), animal (buitres leonados, cigüeñas negras e
innumerables especies de aves, reptiles e insectos) y humano, desviando
carreteras y cauces de ríos,
construyendo piscinas de ácidos corrosivos,
explosiones a cielo abierto a pocos metros de uno de los balnearios más
emblemáticos de la provincia y un sin fin de barbaridades que afectarían a la
ganadería, seres humanos y que dejaría el entorno visto para sentencia para
cientos de años.
Ya se sabe, esto de la corrupción –los que
compran y los que se dejan- según los medios de información, sólo ocurre en las
altas esferas de los gobiernos del estado y/o de las comunidades autónomas, en
algunos sindicatos, metiéndolos a todos en el mismo saco y bla, bla, bla… todos
los días lo mismo, ocultando lo que todos sabemos:
¡¡hasta en los pequeños pueblos hay corrupción!!
Primera parte del artículo de,Victorino García Calderón.
http://salamancartvaldia.es/not/61754/-a-que-huelen-las-entranas-y-la-superficie-de-la-tierra salmantina-/
Ya era hora de que alguien hablase claro y quien mejor para hacerlo que un vecino de Retortillo. Que miedo les da decir nada, mandar a ese ayuntamiento por donde han venido que ya se lo llevaron muerto.
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