Las minas de uranio hacen estragos
NO QUIERO LAS MINAS DE URANIO, QUIERO LA VIDA SANA
DE LA TIERRA
Un informe de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) explica que la minería es uno de los sectores
más peligrosos en el mundo y “causa más de 15.000 muertes al año”.
Los contaminantes, producto de la explotación de uranio, se componen de gases, partículas en suspensión, residuos sólidos con diferente emisión de radiactividad, efluentes y metales pesados.
Los efectos ambientales de la explotación y procesos posteriores incluyen:
- Contaminación de aguas superficiales y subterráneas con químicos y material radiactivo.
- Drenaje de metales pesados de las escombreras y pilas de colas.
- Drenajes ácidos de la mina y de la roca.
- Drenajes químicos producto de la lixiviación.
- Impacto en el ecosistema silvestre, terrestre y acuático.
- Peligro para la salud humana debido a fuentes de agua contaminadas y al polvillo radiactivo.
- Alteración del paisaje.
- Daños secundarios como los ruidos y vibraciones que se generan por las explosiones y voladuras.
Las rocas se muelen según convenga y se aplica un sistema de lixiviación a base de compuestos químicos para que atrapen los minerales requeridos. Lixiviar es como regar el jardín de nuestras casas pero en este caso con una solución de agua y ácido sulfúrico. De modo que tenemos dos gravísimas consecuencias de esto: las voladuras y el polvillo en suspensión (que en este caso contiene uranio principalmente, además de otros minerales que acompañan al motivo extractivo), y la movilización de metales pesados que, con el uranio, irán a parar a los acuíferos de la zona.
El proceso continúa al separarse la parte sólida de la líquida para obtener el concentrado de uranio. En esta operación se abandonan peligrosos residuos, que son motivo de la discusión y rechazo de poblaciones próximas a estas minas. Hay un cálculo elemental que determina que por tonelada de uranio se generan 3.700 litros de residuos líquidos y cien toneladas en residuos de radio. Entre esos residuos sólidos se hallan las denominadas colas que contienen uranio, radio 226, radio 222, cromo, vanadio, molibdeno, cobre, níquel, cobalto, hierro y distintos compuestos químicos como ácido sulfúrico, isodecanol, carbonato más hidróxido de sodio, bióxido de manganeso, etc. Lo que se dice una verdadera sopa química y radiactiva, verdadero cóctel amenazante para el ecosistema vigente en el lugar. Los compuestos radiactivos poseen una vida media, según sean, de días hasta miles de años.
El método extractivo es perverso por donde se lo mire. Se dinamitan áreas enormes donde se halla el mineral diseminado, se lo lleva a la molienda y después, en diques de colas, se realiza la lixiviación con ácido sulfúrico para que decante, por filtración o centrifugado. Aquí aparecen los residuos sólidos (ganga) por un lado y una solución de concentrado que contiene a la mayor parte de uranio con el resto de los elementos producto del decaimiento radiactivo, como torio, radio, protactinio, plomo, polonio; pero lo importante de este decaimiento es que emite radiaciones ionizantes alfa, beta y gamma, altamente peligrosas, metales pesados solubles en ácido; gas como el radón 222. En todo este tipo de producción minera se hallan presentes los drenajes ácidos movilizados por la sopa química que se arrojó en las pilas para lixiviar el mineral, como hemos dicho.
El impacto radiactivo de las minas de uranio nos enferman de radio silicosis. Las partículas que derivan del gas radón son las denominadas “hijas del radón” que se depositan sobre células vivas e impiden que se puedan lavar. Si inhalamos el gas radón, se transforma en otros elementos radiactivos y pasa a nuestra corriente sanguínea. Ningún nivel de radiación por insignificante que sea, puede considerarse seguro. Ese mínimo nivel se asocia a otros mínimos niveles y el daño se potencia.
http://www.nuevagaia.com/
Que pena que sepamos todo lo que dices, y los politicos apuesten por poner en peligro a la humanidad.
ResponderEliminarNo a las minas radiactivas.
Información que debería llevar a los políticos a reflexión y a corregir su inclinación de seguir disfrazando, con nobles reivindicaciones, un proyecto, que además de ser un "SINSENTIDO", provocará destrucción irreversible, imperdonable por la presente y futuras generaciones.
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