21 de agosto de 2019

ES UN CRIMEN PERMITIR LA APERTURA DE UNA MINA DE URANIO A CIELO ABIERTO

Extraños guerreros en el paraíso


 

El calor aprieta. El ciego sol se estrella… Pero no en “las duras aristas de las armas” como señala Manuel Machado en su poema Castilla, al narrar la épica del destierro que sufrió el Cid. No; el sol restalla aquí, al mediodía, en las pancartas y banderas, en los sombreros de paja, en las máscaras antinucleares, en las gorras de todos los colores, en los pañuelos y turbantes que envuelven las cabezas, en las caretas antimina, en los paraguas con los que las campesinas castellanas se protegen del fuego solar…
 
Los vecinos de los pueblos del oeste salmantino, convocados por la plataforma Stop Uranio, salen a la calle una vez más y se reúnen en la rotonda que divide la carretera N-620 y la SA-215 en la Fuente de San Esteban, un páramo que simboliza la soledad y el abandono que sufren estas tierras por parte de la administración y la justicia. Y para muestra un botón: se han arrancado ilegalmente 2.000 encinas centenarias y todos callan.
 
                              El futuro se conquista ahora./ Foto JM
Familia que lucha unida será feliz, dicen./ Foto JM
 
Se han citado aquí para defender su tierra, para explicar a quien quiera oírles que es un crimen permitir la apertura de una mina de uranio a cielo abierto en este paraíso que conforman los bosques de encinas y de robles, los ríos limpios y el ecosistema equilibrado de las dehesas.
 
No se puede permitir que una empresa (Berkeley) a la que solo le importa el dinero, sin pensar en el daño que causa –eso, sí, justificando su acción con “los empleos que crea” (dice) pero no contabilizando los cientos que destruye– arrase, literalmente, una comarca entera. Una comarca que, gracias al abandono secular del poder político ¡oh bendita paradoja! es hoy una región envidiada por media Europa. Y gracias a esto, precisamente, su estado de conservación es casi virgen en encinares, robledales, dehesas, barrancos, cañones, roquedales de granito…
 
Mientras los viajeros que visitan la región retornan admirados a sus casas, relatando maravillas y dando cuenta de las cosas extraordinarias que han visto por aquí, algunos moradores locales, envenenados por especuladores sin escrúpulos y por políticos corruptos, venden su patrimonio por un plato de lentejas.
 
Entre tanto, los herederos más leales de esta tierra, los que la miman, cuidan e intentan que florezca, aplastados por el inclemente rachisol, dan vueltas un mediodía de agosto a la rotonda de la Fuente de San Esteban. Y, aparte de consignas: “¡No a la mina, sí a la vida!”, “¡Berkeley minera del campo charro fuera!” o un sencillo “¡Mina no!”, estos luchadores incansables -llevan ya una década de lucha-, comparten el tiempo de protesta conversando sobre la riqueza forestal y ganadera que atesora su tierra mientras presumen de una fauna rica en aves rapaces, cigüeña negra o de esa sarda salmantina, que es autóctona de aquí.
 
Son los olvidados, los desheredados del sistema; la gente buena que se ha hartado de callar cuando comprueba como una Administración, la Junta de Castilla y León, emite el dictamen de Impacto Ambiental Favorable a un proyecto minero que atraviesa un río, el Yeltes, protegido por las leyes europeas; cuando ve como una de las pocas industrias que existen en la zona, el Balneario de Retortillo, con más de cien años de existencia, tendrá que cerrar si se abre la mina, que está a escasos 200 metros del yacimiento; cuando hay un ferrocarril, el que va de Boadilla a la portuguesa Barca de Alba, abandonado y degradado, pero declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por Consejo de Ministros en el año 2000.
 
Ellos son también a los que, ahora, una empresa minera pretende expulsar de la tierra de sus antepasados y dejarles sin oficio. Son agricultores y ganaderos que no podrán sobrevivir si se llega a abrir la mina. Mírenles cómo dan vueltas (que es su forma pacífica de protesta), cómo gritan sus consignas, cómo resisten y aceptan pacientemente el fuego que envía el sol. Lo hacen porque saben que la razón les asiste, porque no dudan de que la batalla al fin la ganarán.
 
Unidos son muchos más./ Foto JM
 
Los vecinos de Boada, Villavieja de Yeltes, Villares de Yeltes, Retortillo, Bogajo, El Cubo de don Sancho, Yecla, Pozos de Hinojo, Escuernavacas, Lumbrales y un largo etcétera hasta completar más de medio centenar de pueblos siguen gritando “¡Justicia!”, “¡Queremos justicia!”
 
Y abrasados por el sol, exhaustos, a punto de deshidratarse, sedientos… como en el poema de Machado, siguen clamando contra la sinrazón…
 
Y apelan a la Unión Europea y a la sensibilidad de los pueblos de Europa que luchan contra la degradación del medio ambiente. Y avisan entretanto a Portugal, país vecino, que, apenas a 50 kilómetros del yacimiento minero, sufrirá las consecuencias si llega a abrirse la mina y se produce una fuga de agua con residuos radioactivos al río Duero, ¡que tarde o temprano siempre ocurre, por más que lo nieguen las empresas mineras!
 
Entonces, el mágico río Duero, uno de los pilares que sostiene la economía portuguesa, terminará envenenado y adiós vinos de Oporto, adiós a los fados que alaban la belleza de este enclave portugués, adiós al cañón de Las Arribes, pueblos como el de la Fregeneda o a los muelles de Vega Terrón en los que nace la única ruta navegable que esta tierra tiene para llegar al mar… Un ruta proclamada con orgullo por algunos soñadores como el único camino que une a Castilla con el mundo.
 
GALERÍA FOTOGRÁFICA
 
No son piratas aunque lo parezcan; su fuerza e implicación en esta lucha es necesaria./ Foto JM
 
 Como quijotes, cada uno con su lanza en la pelea./ Foto JM

 Y que no falte la música, ni el tamboril, ni la flauta, que esta batalla se gana también con alegría./ Foto JM

 Más de 30.000 encinas sentenciadas y 2.000 arrancadas ya, ilegalmente.../ Foto JM
 
 Entre mina y vida la elección parece fácil. Lo que suele ocurrir cuando se abre una mina de estas características cerca de una población es que las enfermedades se disparan./ Foto JM

 Desde la cueva, los piratas especuladores acechan…/ Foto JM

 Aves, peces… Todos lo seres vivos de esta tierra sufrirán mutaciones o morirán. Ni siquiera le quedará a estos pueblos el consuelo de sus pájaros./ Foto JM

 Que la riqueza de esta tierra está en su naturaleza, no en romperle las entrañas./Foto JM    

 Aseguran que ni la Justicia les defiende. Y encima les engañan o sobornan para arrebatarles sus tierras, arrancan sus árboles, trazan carreteras sin la autorización correspondiente, borran caminos que han sido financiados por la Unión Europea y, mientras tanto, ¿el Gobierno para dónde mira?/ Foto JM

 Más claro, agua: Ni mina ni mino./ Foto JM

 A las gentes de Boada la mina les unió en su contra./ Foto JM

 Stop Uranio, la plataforma que encabeza la lucha contra la mina… Y el tren que ya no volverá a pasar por la comarca…./ Foto JM.

 A este pueblo los cascotes de las voladuras en la mina le caerán encima; el agujero para la extracción de uranio bordea el patio de su escuela./ Foto JM

 Recuerdo para la posteridad./ Foto JM

 ¡Ay, los árboles, cómo os pueden arrancar! ¡Qué vuestro grito llegue lejos!/ Foto JM

Unidos se llega más lejos. Jorge Rodríguez, alcalde de Villavieja de Yeltes y José Ramón Barrueco, portavoz de la plataforma Stop Uranio./ Foto JM
 
Joaquín Mayordomo

2 comentarios:

  1. "NOBLES GENTES", bien nacidas y agradecidas, ejemplo de sensibilidad, respeto, amor y compromiso con su tierra!!!
    Al presidente de Iberdrola, natural de la comarca y que sobre el casco de su propio pueblo caerán los cascotes de las voladuras, ejecutadas en la mina, PROCEDE RECORDARLE que es de esperar siga "análogo" ejemplo de digna, expresa y eficaz oposición a la ejercida por la FAMILIA SERRANO GARCÍA.

    ResponderEliminar
  2. Guerreros en el paraíso. En todos los imperios coloniales las metrópolis han contratado indígenas para actuar como fuerzas mercenarias. Los gurkhas nepalíes, los cipayos y otras fuerzas locales integraron el ejército coloníal durante la conquista de la India para el imperio británico: la primera fase la realizó una compañía privada, la Compañía de las Indias Orientales, y la proporción de soldados locales frente a tropas inglesas llegó a ser de cinco a uno. Durante la formación del imperio colonial de Italia en Africa, los indígenas fueron contratados para integrar el Regio Corpo di Truppe Coloniali. Unidades de spahis, savari, zaptie y dubats, se formaron para conquistar Libia.
    Las tropas coloniales combatieron entre sí bajo las banderas de distintos imperios coloniales. Pero lo habitual es que fueran utilizados en guerras de agresión: por ejemplo, los ascaris de la Eritrea italiana sirvieron en la agresión fascista a Etiopía en 1935-36. Es conocido que el ejercito colonial español contrataba soldados locales marroquíes llamados regulares, que tras ser sublevados contra la República combatieron en la península al mando de generales españoles, etc.
    Para una parte de las poblaciones locales, los ingresos de las empresas coloniales han sido un recurso difícilmente rechazable pero, sobre todo, la empresa colonial ha explotado las diferencias culturales, los conflictos histórícos entre grupos y, especialmente, la absoluta necesidad: los mercenarios son hijos de la pobreza, de la desigualdad, de la discriminación social, la ignorancia, el individualismo, la ideología militarista y la ausencia de un tejido social cohesionado...
    Y no sé por qué cuento esto aquí. Tal vez porue la españa vaciada lleva décadas siendo sometida a esos mismos procesos disgregadores.

    ResponderEliminar