los efectos que tiene la megaminería o minería a cielo abierto en las poblaciones impactadas.
Mina de uranio. Así irá devorando montes y encinas la futura mina de Retortillo, a la vez que contaminando todos nuestros pueblos y campos en muchos kilómetros a la redonda.
Este sistema extractivo le resulta mucho más económico a las empresas, más rápido, más fácil de explotar, pero absolutamente más destructivo del paisaje y el medio ambiente. Precisamente la Megaminería es alentada y promocionada por gobernantes y mineras, sin explicar las consecuencias. (Un ejemplo, mina de uranio en Retortillo)
A través de colaboraciones de varios expertos, queremos poner a disposición de ustedes, una síntesis de los riesgos que impone la mega minería, una modalidad extractiva que por su bajo coste y rápida obtención del mineral, las corporaciones mineras, en complicidad con gobiernos (nacional, autonómico, provincial y municipal), como así también con medios de comunicación, buscan llevar adelante a lo largo y ancho del Campo Charro , para lo cual han lanzado una intensa campaña hacia la opinión pública, donde, lamentablemente, solo cuentan una faceta de la historia y ocultan las nefastas consecuencias.
Sin embargo para el sector minero, gobernantes y parte de la prensa, oponerse a la destrucción de la tierra, el agua, el paisaje y la contaminación aérea y del subsuelo, es ser “.......”.
Simplemente, para obtener material de explotación “a cielo abierto” las operadoras hacen “volar” los cerros, triturando la piedra, “exprimiéndolas” hasta sacarles el material valorable y dejando cráteres de cientos de metros en largo, ancho y profundidad, más los elementos contaminantes residuales producto de la explotación y aquellos que se diseminaron durante los años en que se explosionó la tierra. Esto, las mineras, los gobiernos y los gremios, no lo cuentan.
Hablando claro y sin vueltas, la minería a cielo abierto es una actividad en extremo venenosa y contaminante, porque dispersa en el aire el polvillo, polvo fugitivo o material particulado, levantado por las explosiones diarias de dinamita realizadas para demoler las rocas en las minas. Es una consecuencia de la actividad extractiva que los mineros no pueden ni podrán nunca controlar o manejar. Los vientos o corrientes aéreas arrastran ese polvillo a grandes distancias, depositándolo sobre extensas regiones, incluyendo ciudades y pueblos.
El polvillo resultante de dinamitar las montañas está compuesto por partículas invisibles, extremadamente livianas aunque se trate de los elementos químicos radioactivos, que tienen mayor masa o “peso atómico”, comúnmente conocidos como “metales pesados”. Por ello son fácilmente arrastradas por los vientos hacia zonas pobladas en los valles y regiones circundantes, pudiendo alcanzar distancias de cientos de kilómetros.
Ese material particulado o polvillo se deposita en los suelos y en los cursos de agua. No existen ambientes que puedan escapar a la acción contaminante de la minería a cielo abierto. Además de las personas, el veneno minero también perjudica la fauna, la flora y a las actividades productivas como la agricultura y la ganadería. El daño alcanza a las cadenas tróficas o alimentarias, con lo cual aumentan los riesgos para la salud.
Escombrera mina de uranio